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NUESTRA PARTICULAR OPINIÓN
SIN CORTAPISAS, SIN CENSURAS
Las opiniones difundidas son de la exclusiva responsabilidad de sus autores
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Desvergüenza y manipulación (por Francisco Romero)
Una parte significativa de la prensa "deportiva" sevillana, aprovechando la coyuntura, viene coceando sin pudor sobre los profesionales del Sevilla y el Sevilla mismo todos los golpes que pretenden dar sobre el rostro de José María del Nido por los dolores de barriga que la bilis largamente acumulada les ha producido.
Algunos redactores de Estadio Deportivo, As, Muchodeporte, Radio Marca, El Desmarque, Punto Radio y Radio Sevilla, no necesariamente en este orden, se han convertido en desvergonzados e implacables manipuladores de la actualidad del Sevilla Fútbol Club.
Significados seguidores del equipo menor de la ciudad y sevillistas pancistas conforman las nóminas de cada uno de los citados medios; y no todos, por tener un color u otro, son necesariamente iguales. Destacan especialmente por su acusada "delniditis" José María Calado, Rafael Almansa, Lucas Haurie, Miguel Angel Chazarri, Manolo Aguilar, Paco Cepeda, Agustín Varela y Víctor Fernández (me dejo alguno atrás, seguro). Curiosamente, de los nombrados, cinco son sevillistas, dos del lado oscuro y un "gallego" al que le resbala todo.
El Sevilla Fútbol Club como institución y sus profesionales, especialmente Manolo Jiménez o Aquivaldo Mosquera (no hace mucho lo fueron Daniel Alves o Luis Fabiano) están recibiendo los palos que a estos tergiversadores les encantaría encasquetar al presidente sevillista.
Lo de ayer en los citados medios (para muestra un botón) es de juzgado de guardia. Basta leer titulares como este o escuchar programas como el "Libre y Directo" de Radio Sevilla de hoy -"Si algo pasa, está la SER" (para manipularlo todo)- para acabar completamente convencidos de la calaña de la mayor parte de estos personajes.
He escuchado íntegramente la rueda de prensa de ayer de Manolo Jiménez y hasta en dos ocasiones, machaconamente, dos periodistas le insistían, textualmente, sobre la "falta de respeto del técnico del Racing", que el día antes había hecho unas declaraciones, claramente provocada por los mismos medios, en el sentido de que le agradaría en el futuro entrenar al Sevilla. Y Jiménez, inocente como un niño, cae en la trampa y suelta la frase que estaban esperando: "la falta de respeto no la voy a avivar yo".
De esta manera, las palabras de un Manolo Jiménez que, con su expresión, quería dejar zanjado el asunto, sin darle más importancia, se sacan del contexto. Santiago Ortega le hace escuchar a Marcelino exactamente las palabras entrecomilladas, sin hacer referencia alguna al tono del diálogo previo que se mantenía y el técnico cántabro, igualmente traicionado, se extraña lógicamente. Digno de resaltar es el programa realizado a la misma hora por la redacción de Onda Cero en el que ha podido escucharse claramente la respuesta de Jiménez pero también, en todo su contexto, las malintencionadas preguntas de los periodistas citados, como los propios componentes de esta redacción reconocían.
La técnica empleada (otra vez) por el Jefe de Deportes de Radio Sevilla es un claro ejemplo de la manipulación y la desvergüenza que presiden las actuaciones de este grupúsculo. Como la pelotita liguera siga sin entrar...
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Sevillistas por el mundo (por Francisco Romero)
Con el nombre del entrañable y seguidísimo programa que los viernes presenta y dirige en Sevilla Fútbol Club Radio Jesús Alvarado, llegan a esta sección unas cuantas fotos del viaje que acabamos de realizar a Italia para celebrar, el pasado 17 de noviembre, las Bodas de Oro de Fernando y Angeles, dos fabulosos sevillistas, accionistas y socios del club, progenitores de una saga compuesta por tres hijos y ocho nietos, todos seguidores del Sevilla Fútbol Club, accionistas y abonados del mejor equipo del mundo. A ellos le agradecemos continuamente que, desde la cuna, nos guiaran por esa entrañable senda del sentimiento rojo y blanco. Y, naturalmente, una conmemoración así merecía la presencia de los símbolos del mejor equipo del mundo.
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De buenos y malos. (por Jesús Pérez)
Una noche en "El zapato", un viejo bar de la Triana profunda, donde el perol de freir los boquerones tenía casi dos centímetros más que cuando lo fabricaron, un borrachín de los de verdad, entre vino y humo de pavías, nos hizo un cante que decía algo así como
si el clavel te hace bonita o tú bonito al clavel.
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El nuevo Sevilla F.C. (por Jesús Pérez)
El domingo se inició una nueva etapa en el Sevilla F.C., o al menos eso dicen cuantos plumillas se acercan al presidente con la intención de sonsacarle el titular de mañana... hablando de ayer. Todos hablan del nuevo Sevilla, y me da a mí el pálpito que lo que en realidad quieren decir, y lo que desean, es que el Sevilla que arrasó en Europa durante dos años, que no ganó la Liga porque no le dejaron, y que fue reconocido como mejor equipo del mundo es cosa del pasado.
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Así no, Juande (y III) (por Francisco Romero)
Hace dos meses, el pasado 23 de agosto, cuando escribí la primera entrega de esta miniserie que titulé "Así no, Juande", estaba convencido que habría que escribir más pronto que tarde, a modo de epílogo, las líneas que ahora me dispongo a rasguear.
Aquel día decía, escrito está, algunas cosas sobre el técnico manchego:
1º) Manifiesta públicamente que ha rechazado una oferta del Sevilla y que no se hablará más de su renovación hasta junio de 2008 porque ahora quiere centrarse únicamente en las competiciones oficiales. Sin embargo ha mantenido contactos con el Tottenham londinense, bien sea para la próxima temporada, bien –lo que es peor- para la inminente.
2º) Públicamente da el visto bueno al probable fichaje de Kone: "Me gusta mucho, con esa intención se ficha... ". Así, contrariamente a lo que ha sido norma en el club de no anunciar los fichajes hasta que se han consumado, el entrenador da por prácticamente finiquitado el mismo, con las seguras repercusiones económicas que tal afirmación puede tener, pues refuerza la posición del PSV, club que tratará de conseguir lógica ventaja a las palabras del técnico sevillista.
3º) Dice comprender a Daniel Alves: "Cualquier persona que esté trabajando y cobra una cantidad y viene otra empresa y le dice que le paga seis veces más -y como profesional tiene la posibilidad de resolver su futuro- es lógico que quiera aceptar; cuanto antes se solucione mucho mejor". Por lo pronto, "si él quiere jugar, jugará, pero si no quiere no lo hará. Si psicológicamente no está preparado no podrá jugar". Es decir, Daniel Alves jugará si quiere jugar y si no, no pasa nada. Y se queda tan tranquilo. ¿Qué opinará Andreas Hinkel?. Y más teniendo en cuenta que al brasileño se le ha revisado su contrato año tras año. ¿Podemos admitir como normal que los compromisos adquiridos y firmados sean papel mojado? Todo ello supone una falta de autoridad y de respeto al resto de la plantilla inimaginable en Juande hace siete días.
4º) Para colmo, se despacha a gusto con un futbolista, Chevantón, que el día anterior había cometido un grave acto de indisciplina: "si tengo que decirle la verdad lo hundiría. Le haría mucho daño. No lo voy a decir públicamente, si lo digo lo humillaría". Así, un acto de insubordinación, que debería haber sido castigado gravemente de puertas hacia dentro se responde con unas declaraciones explosivas que, otra vez, hacen daño, primero y económicamente al club que está buscándole una salida al charrúa.
¿Se imaginan ustedes el día que la pelotita no entre? Se hace necesario y urgente un cónclave del presidente con todos los profesionales del club en el que quede definitivamente claro cuáles son los objetivos marcados y cuál el camino trazado del que nadie ose apartarse.
Un mes después, el 28 de septiembre, se publicó la segunda entrega de esta miniserie "Así no, Juande (II)". Estaba claro que el de Pedro Muñoz continuaba tramando su traición. Escribí entonces:
El día en que José María del Nido apareció en la sala de prensa de la ciudad deportiva asegurando que Juande, después de sus flirteos con el Tottenham, iba a cumplir al menos el año de contrato firmado con el Sevilla, sentí un gran alivio. Ese día, el mejor entrenador de nuestra historia prometía centrarse únicamente en su trabajo en pos de la consecución de nuevos triunfos para la sociedad.
Un día después, tras la rueda de prensa del técnico en la que corroboraría su continuidad, supe, o mejor, presentí que me había equivocado. Ese Juande Ramos que todos conocíamos hasta entonces no parecía ya el mismo. Desgraciadamente no me equivoqué y aquella comparecencia pública ha sido "mejorada y ampliada" en sus posteriores apariciones ante los medios de comunicación.
Muchas han sido las actuaciones que no han satisfecho a los seguidores sevillistas: sus negociaciones en plena temporada con el club londinense al tiempo que niega al club que le paga la continuidad de las mismas; sus desafortunadas referencias a la afición -"a ver si sólo vamos a estar para coger la bandera cuando se gana algo", "los halagos me resbalan y las críticas también", "yo con esto (la crítica por las últimas alineaciones) me divierto mucho"-; sus públicas manifestaciones sobre la escasez de grandeza del club -"no somos el rey del mundo", "el 3-0 refleja fielmente las diferencias entre el Arsenal y el Sevilla", "al Sevilla le estábamos poniendo en un pedestal que no le correspondía"-... Todo ello supone un cúmulo de despropósitos en tan escaso espacio de tiempo de los que nunca esperábamos del gran técnico manchego.
... Si sigue divagando y distraído, buscando enemigos en rededor suyo, las metas que nos hemos fijado estarán cada vez más lejanas. De él y solamente de él depende, naturalmente con el necesario respaldo del consejo de administración y el reconocimiento de los aficionados. Mantenemos ese hilito de esperanza.
Aquel día, después de publicar esta segunda opinión, realicé una llamada telefónica. Responde mi interlocutor: - Paco... buenos días. - ¿Cuándo lo vas a echar?. - No es el momento. Es un gran entrenador, está nervioso porque los resultados no le acompañan...
Hasta aquí el inicio de una conversación privada. Aquel día barrunté que el, sin duda, mejor entrenador de nuestra historia, nos traicionaría. No era difícil saberlo. Juande no era el mismo: las ruedas de prensa, sus hasta entonces inhabituales gracietas, las descalificaciones públicas de profesionales a sus órdenes, sus contradicciones constantes. No, no era el mismo. A los ojos de muchos había descarrilado. Las últimas alineaciones, las erráticos y erróneas sustituciones durante los partidos... Este no era el Juande que habíamos conocido.
Se ha perdido un mes, si no dos, y mañana tomará la batuta un técnico con una ilusión y un sevillismo a prueba de bombas. Se va, por dinero, el mejor entrenador que hemos conocido. Lo mismo pensábamos cuando se despidió Caparrós. Dos técnicos a los que se les ha encasquetado el birrete de únicos artífices del éxito del Sevilla, minusvalorando el equipo puesto a sus órdenes ¿Por qué Manolo Jiménez no puede convertirse en el mejor entrenador de nuestra historia? Tendrá a su disposición una de las mejores plantillas del fútbol mundial, pero tendrá también ojo avizor a una afición extremadamente exigente con los nuestros y muy blandita con los foráneos. Somos así.
Una vez más, el escudo y nuestra bandera son lo único importante. ¡Viva el Sevilla!
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Así no, Juande (II) (por Francisco Romero)
No escribo ahora, tras tres derrotas consecutivas. Es más, aparco el caprichoso devenir deportivo que unas veces nos tiene en las alturas y otras, las menos afortunadamente, nos sitúa en lugares que no nos corresponden. Hace algo más de un mes, el 23 de agosto, escribía en este sitio una opinión titulada "Así no, Juande". No barruntaba por entonces que aquella sólo sería el comienzo de una serie de comentarios que hoy tiene su continuidad y que, todo apunta, no será el último.
El día en que José María del Nido apareció en la sala de prensa de la ciudad deportiva asegurando que Juande, después de sus flirteos con el Tottenham, iba a cumplir al menos el año de contrato firmado con el Sevilla, sentí un gran alivio. Ese día, el mejor entrenador de nuestra historia prometía centrarse únicamente en su trabajo en pos de la consecución de nuevos triunfos para la sociedad.
Un día después, tras la rueda de prensa del técnico en la que corroboraría su continuidad, supe, o mejor, presentí que me había equivocado. Ese Juande Ramos que todos conocíamos hasta entonces no parecía ya el mismo. Desgraciadamente no me equivoqué y aquella comparecencia pública ha sido "mejorada y ampliada" en sus posteriores apariciones ante los medios de comunicación.
Muchas han sido las actuaciones que no han satisfecho a los seguidores sevillistas: sus negociaciones en plena temporada con el club londinense al tiempo que niega al club que le paga la continuidad de las mismas; sus desafortunadas referencias a la afición -"a ver si sólo vamos a estar para coger la bandera cuando se gana algo", "los halagos me resbalan y las críticas también", "yo con esto (la crítica por las últimas alineaciones) me divierto mucho"-; sus públicas manifestaciones sobre la escasez de grandeza del club -"no somos el rey del mundo", "el 3-0 refleja fielmente las diferencias entre el Arsenal y el Sevilla", "al Sevilla le estábamos poniendo en un pedestal que no le correspondía"-; la descalificación pública de profesionales a sus órdenes, caso de Chevantón -"si tengo que decirle la verdad lo hundiría y prefiero no hacerlo, le haría mucho daño, no lo voy a decir públicamente, si lo digo lo humillaría"- o caso de Mosquera -"el chaval no estuvo muy afortunado pero espero que sea una circunstancia del juego"-; la descalificación tácita de aquellos con los que no cuenta, caso de Hinkel o de De Mul; el apoyo a otros que, caso de Alves, han echado al club el pulso más importante de su historia para finalmente perderlo... Todo ello supone un cúmulo de despropósitos en tan escaso espacio de tiempo de los que nunca esperábamos del gran técnico manchego.
Tiempo de sobra hay para retomar la situación. El que sigue siendo, y será por muchos años, el mejor técnico de nuestra más que centenaria historia ha de volver a tomar las riendas del grupo de idéntica forma a mostrado hasta ahora. Ha de demostrar, porque la tiene, toda su sapiencia ante la pizarra y demostrar a los seguidores sevillistas algo que ya sabemos: que habrán buenos entrenadores, que tendrán un gran reconocimiento, pero que tenemos la suerte de que el mejor de todos está con nosotros. Si se centra única y exclusivamente en eso, lo logrará, no en balde posee una de las mejores plantillas del fútbol español y europeo. Si sigue divagando y distraído, buscando enemigos en rededor suyo, las metas que nos hemos fijado estarán cada vez más lejanas. De él y solamente de él depende, naturalmente con el necesario respaldo del consejo de administración y el reconocimiento de los aficionados. Mantenemos ese hilito de esperanza.
Ver "Nuestra particular opinión" 2005 y 2006
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La guerra de las banderas según Sevilla (por Jesús Pérez)
Circula por esos foros de Dios una polémica que no por estéril es menos significativa de la estulticia a que nos ha conducido el llamado Estado de las Autonomías. Les cuento:
El Sevilla F.C. ha elegido para sus compromisos internacionales lucir, con orgullo, la bandera de nuestra Patria en su camiseta. Se oyen cantos de borrego que hablan de apropiación indebida y falta de respeto al andalucismo aireados por petimetres que dicen no sentirse identificados con esos colores en un absoluto ejercicio de analfabetismo histórico que no cabe entender sino en los hijos de la LOGSE.
Caballeros que presumen de Andalucismo Histórico: miren el himno y el escudo que diseñaron los iluminados de turno con el notario de Coria a la cabeza. Busquen despacito porque en ellos figura la palabra España, esa palabra que les produce sarpullidos a fuer de no entender su significado. Busquen por los libros (sí, el mundo no se reduce a Google) la falacia de esos colores blanco y verde que toman como suyos y piensen que antes, mucho antes de que existiera Antonio Gala hubo muchos, muchísimos andaluces que dieron su vida por esa amalgama de hijos desagradecidos en que se ha convertido España.
Y no olviden que las banderas no son sólo para los partidos de la selección española, que en paz descanse. Las banderas son el símbolo de su casa, de su familia y de su hacienda. Son lo que representa su forma de vida, su tradición, lo que recibieron de sus padres y lo que desean para sus hijos. Piensen en ello y díganme, con el corazón en la mano, si el pasado que van a legar a sus herederos empezó en la Asamblea de Ronda y el futuro que les espera pasa por las Cinco LLagas.
Yo por mi parte, me siento reconfortado cuando el equipo de mi alma pasea por medio mundo la bandera de mi Patria. Porque eso significa que todavía quedan españoles orgullosos y sin complejos.
Que cunda el ejemplo. Ver "Nuestra particular opinión" 2005 y 2006
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Hasta siempre, Antonio (por Jesús Pérez)
"...la Giralda presume orgullosa..." "Si las piernas no pueden, el corazón sí". Antonio acababa de levantar su segunda Copa de la Uefa y respondió así cuando le preguntaron si quedaba combustible para encarar la vorágine de partidos que esperaban al Sevilla F.C. en el trepidante final de Liga de la pasada temporada. Y es que así era él. Todo corazón. Cuando las fuerzas fallaban, algo en su interior se removía y se negaba y asombraba a propios y extraños con la enésima subida por su banda.
Hace ya una semana que ese órgano falló, pero su corazón, el de verdad, el que rebosaba y rebosa sevillismo sigue vivo. Sigue vivo en sus seres queridos, y sobre todo en ese chaval que está por nacer y al que un día, seguro, veremos correr por la banda y nos diremos "fíjate, corre igual que el padre...¿te acuerdas?". Por supuesto que nos acordaremos, porque ese corazón, ese inmenso corazón que de tan grande quiso escapar de su cuerpo, también vive y vivirá para siempre en todos los sevillistas.
Pero eso será mañana. Hoy el dolor nos atenaza y nos impide seguir el partido. ¿Dónde está el agua milagrosa que alivia los calambres del alma?. ¿Qué mágico ungüento nos devolverá al campo con fuerzas para continuar?. La respuesta nos la dio él con su ejemplo: si fallan las fuerzas, corazón.
Ver "Nuestra particular opinión" 2005 y 2006
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Así no, Juande (por Francisco Romero)
Así no, Juande. Esas no son las formas ni las maneras de conducirse del entrenador más importante en la historia de nuestro club.
Seré siempre un defensor a ultranza de los métodos, de la profesionalidad y del resto de enormes virtudes que adornan el currículum futbolístico del técnico manchego.
Llegó con una difícil misión, casi imposible: hacer olvidar al entrenador sevillista más carismático de los últimos tiempos, el utrerano Joaquín Caparrós. Y lo ha conseguido con creces. ¿Quién iba a decir por aquel entonces que se convertiría en el técnico más laureado de nuestro más que centenaria historia, consiguiendo hasta el día de hoy cinco títulos, dos de ellos nacionales y tres continentales, y ante la cierta posibilidad de un sexto dentro de una semana en Mónaco?
Se ha publicado en multitud de ocasiones en este sitio nuestra perplejidad ante la ausencia de un reconocimiento masivo por parte de todos los estamentos sevillistas a la figura de este personaje que es ya un pedazo importante de la historia de nuestro club. Y principalmente -no hay por qué ocultarlo- por parte de la afición sevillista que, aún habiendo valorado sus logros, no ha impulsado una manifestación pública de afecto y cariño hacia él.
Pero lo cortés no quita lo valiente y Juande, fuera de los terrenos de juego, ha errado en demasía en los últimos cinco días y, especialmente, en su pública comparecencia de ayer y me explico:
1º) Manifiesta públicamente que ha rechazado una oferta del Sevilla y que no se hablará más de su renovación hasta junio de 2008 porque ahora quiere centrarse únicamente en las competiciones oficiales. Sin embargo ha mantenido contactos con el Tottenham londinense, bien sea para la próxima temporada, bien –lo que es peor- para la inminente.
2º) Públicamente da el visto bueno al probable fichaje de Kone: "Me gusta mucho, con esa intención se ficha. Luego siempre están los procesos de adaptación. Teóricamente es un futbolista que nos puede aportar cosas. Hay unas negociaciones, pero hasta que no esté el contrato firmado no podemos decir nada. Tenemos la ilusión de que se cierre. Es el típico jugador africano fuerte y rápido, tiene gol y asistencia. Si se adapta pronto nos puede ayudar". Así, contrariamente a lo que ha sido norma en el club de no anunciar los fichajes hasta que se han consumado, el entrenador da por prácticamente finiquitado el mismo, con las seguras repercusiones económicas que tal afirmación puede tener, pues refuerza la posición del PSV, club que tratará de conseguir lógica ventaja a las palabras del técnico sevillista.
3º) Dice comprender a Daniel Alves: "Cualquier persona que esté trabajando y cobra una cantidad y viene otra empresa y le dice que le paga seis veces más -y como profesional tiene la posibilidad de resolver su futuro- es lógico que quiera aceptar; cuanto antes se solucione mucho mejor". Por lo pronto, "si él quiere jugar, jugará, pero si no quiere no lo hará. Si psicológicamente no está preparado no podrá jugar. Yo lo pongo si lo veo en condiciones. Tengo que hablar con él y luego ya veremos". Es decir, Daniel Alves jugará si quiere jugar y si no, no pasa nada. Y se queda tan tranquilo. ¿Qué opinará Andreas Hinkel?. Y más teniendo en cuenta que al brasileño se le ha revisado su contrato año tras año. ¿Podemos admitir como normal que los compromisos adquiridos y firmados sean papel mojado? Todo ello supone una falta de autoridad y de respeto al resto de la plantilla inimaginable en Juande hace siete días.
4º) Para colmo, se despacha a gusto con un futbolista, Chevantón, que el día anterior había cometido un grave acto de indisciplina al criticar públicamente la falta de arrestos de Juande para decirle personalmente que no contaba con él: "es cierto que no he hablado con él, porque si tengo que decirle la verdad lo hundiría y prefiero que no. Le haría mucho daño. No lo voy a decir públicamente, si lo digo lo humillaría. Eso se lo digo al club, el club conoce la decisión". Así, un acto de insubordinación, que debería haber sido castigado gravemente de puertas hacia dentro se responde con unas declaraciones explosivas que, otra vez, hacen daño, primero y económicamente al club que está buscándole una salida al charrúa. ¿Qué equipo puede interesarse por él si su actual entrenador hace unas manifestaciones que lo hunden en la miseria más absoluta mientras dice que no quiere hacerlo?. Y en segundo lugar, ¿en qué lugar queda el equipo técnico capitaneado por Monchi que apostó fuertemente por el uruguayo?
Las relaciones humanas en el club, al menos cara al exterior, han sido una balsa de aceite durante el último lustro y todo lo relatado está ocurriendo, curiosamente, cuando el Sevilla ocupa el vértice del firmamento futbolístico mundial y cuando, también curiosamente, recientemente Pablo Alfaro se ha integrado en el organigrama del club ocupando un cargo para que las relaciones entre los profesionales y los dirigentes sean más cercanas y fluidas.
Todo ello sin olvidar que la prensa anuncia para hoy que Daniel Alves se declarará en rebeldía y no jugará nunca más con el Sevilla. Como mal menor sólo resta que estos cuenta cuentos acierten como acostumbran.
¿Se imaginan ustedes el día que la pelotita no entre? Se hace necesario y urgente un cónclave del presidente con todos los profesionales del club en el que quede definitivamente claro cuáles son los objetivos marcados y cuál el camino trazado del que nadie ose apartarse. Ver "Nuestra particular opinión" 2005 y 2006
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Margaritas a los cerdos (por Jesús Pérez)
“Nolite dare sanctum canibus neque mittatis margaritas vestras ante porcos, ne forte conculcent eas pedibus suis et conversi dirumpant vos. (Matthaeum 7:6)”.
Si hubiera una frase con la que definir lo que pasó en la final de la Supercopa sería ésta de las Sagradas Escrituras, que traducida viene a decir que “No deis a los perros lo que es santo, ni echéis margaritas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen”.
La tremenda lección de fútbol que ayer dio el Sevilla F.C. no sirvió sino para que los perros intentaran despedazarlo con saña y los cerdos pisotearan las margaritas que sembraba a su paso. A la calidad del que quería jugar al fútbol se enfrentó la estulticia del eterno fingidor Robinho, la marrullería del caduco Raúl, la impotencia del rubito del Ferrari y la violencia del que se fue para ganar títulos y ya sólo sirve para dar patadas.
Lejos están los tiempos en que las gradas del Bernabéu sabían apreciar la calidad de los rivales. Ya el “sabio” público de ese magnífico coliseo no aplaude las maravillas del adversario admitiendo la derrota con deportividad. Ahora, simplemente se va: no sabe perder. La grandeza del que fuera reconocido como mejor equipo del siglo XX es cosa del pasado; el Real Madrid de hoy sólo consiste en una banda de soberbios sustentada por su enorme poderío económico y mediático, pero mas temprano que tarde tendrán que dejar paso a los equipos llamados a marcar el fútbol del siglo XXI. Y el Sevilla F.C. es uno de ellos.
La pelea entre Teseo y el Minotauro no podía tener otro final más que la derrota y humillación del monstruo y el triunfo de la inteligencia sobre la fuerza bruta, del hombre sobre el animal, de la belleza sobre la fealdad. Porque mira que el Pepe es feo, el tío...
¡Madrid, …, saluda al campeón!. Ver "Nuestra particular opinión" 2005 y 2006
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Aserrín, aserrán... los maderos de San Juan (por Jesús Pérez)
En la noche de San Juan existe la costumbre ancestral, rito pagano trasladado a la Fe católica, de quemar lo viejo, lo que pasó, para alumbrar con la hoguera el fruto de un nuevo amanecer. La noche más corta del año sirve como excusa para conmemorar el principio de un nuevo ciclo, donde granará la cosecha sembrada y mimada durante el año. Tras la efímera existencia de la flor, no por ello menos bella, empieza el verano, donde se recoge el fruto de la tierra y el trabajo de la temporada. Es el fin, pero también es el principio. Como la naturaleza, mi Sevilla F.C. arroja al fuego en esta noche de San Juan fantasmas pasados, rencillas estériles y odiosas comparaciones. Lo viejo, lo caduco, lo inútil, pasa a la pequeña historia de las mezquindades humanas. El horizonte se presenta despejado y el sol de Castilla nos alumbra el inicio de una nueva era en el sevillismo. La semilla se sembró en su día. Hoy estamos embriagados con el perfume de la flor. Mañana, el solsticio de verano nos augura la cosecha. Porque la semilla no cayó en pedregal, sino en tierra fértil, en una tierra que tras años de barbecho está presta y dispuesta a servir como sustrato para la nueva cosecha que está por llegar. La mejor. La que está por llegar. Y la noche de San Juan, en el plano personal, es muy especial y no quiero dejar pasar la ocasión sin recordar a un hombre que me enseñó a ser persona, a ser hombre y a ser sevillista, En la noche de San Juan de este año hubiera cumplido ochenta y ocho años. Seguro que arriba, muy arriba, celebró su cumpleaños con el mejor regalo que pueda tener un sevillista. Feliz cumpleaños, papá. Ver "Nuestra particular opinión" 2005 y 2006
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La foto del día (por Jesús Pérez)
La mano izquierda alzada, la palma al cielo de Nervión, el distintivo de capitán al brazo, y un hombre que llora y mira al infinito. En su brazo derecho sujeta a una niña, sevillana, que se atusa coqueta el pelo. No es ajena al momento que está viviendo su padre, y busca con la mirada, entre orgullosa e inquieta, la seguridad de unos ojos que nunca pierden su estela. Pero hoy esos ojos, como si de un círculo mágico se tratara, no están en ella: no hace falta, está con su padre y está segura; esos ojos, en cambio, están fijos, mientras muerde su labio inferior y a duras penas contiene las lágrimas, en su esposo. Pero el círculo no se cierra, su cuadratura es posible, y las manos de la madre aprietan con fuerza, buscando y dando seguridad al niño que cierra los ojos y sueña, quizás, con ser algún día como su padre.
En segundo plano, fuera de foco, aplauden Maresca y Hinkel. Todos llevan la camiseta con el tres. Hoy todos son David. Hoy todos estamos con ese hombre que, como los buenos, se te meten en el corazón sin hacer ruido, sin aspavientos, pero con la seguridad de aquellos que nacieron grandes y que no necesitan de halagos y mojigangas para seguir un camino recto, profesional y pleno.
El titular de El Correo reza: Se va un grande.
Se nos va un grande.
Y yo quiero verlo levantar la Copa del Rey en Madrid, no por mí (que también, no vamos a engañarnos), sino por esa niña que busca, por esa mujer que encuentra y por ese niño que sueña, y, sobre todo, por ese hombre que llora.
La foto la firma Javier Díaz y la veo en El Correo de Andalucía. Si tienen ocasión, échenle un vistazo. Y sueñen. Ver "Nuestra particular opinión" 2005 y 2006
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Y Triana, Triana, Triana (por Jesús Pérez)
Corre la especie de que Triana es territorio comanche. Que los sevillistas sólo están en Nervión. Que el pueblo –mi pueblo- está con el equipo que mancilla el nombre de su calle emblemática. Pero Triana no pertenece a nadie. Sólo pertenece a la leyenda.
Por los mentideros de Triana, como por toda Sevilla, sólo un nombre se repite en estos días: Sevilla Fútbol Club. Dése usted una vuelta por mi barrio, suba a los palacios, baje a las cabañas, y encontrará siempre el mismo tema de conversación. En las tabernas y en los restaurantes, entre propios y extraños, sólo encuentro una palabra para definir lo que se vive: trianero y sevillista.
Durante los fastos de la celebración, en media Sevilla andaban a vueltas con los pitidos, con los cohetes, con las celebraciones de los que ganaban y con los que en su mezquindad celebraban los triunfos ajenos; pero ya comenté en su día hasta dónde llega la estupidez humana. Dicen que Einstein dijo algo parecido a que sólo estaba convencido de que dos cosas eran infinitas: el universo y la estupidez humana; y de lo primero no estaba seguro. Yo de lo segundo sí. Pero no quiero seguir por ahí.
Vamos a lo que vamos. En Triana, salvo prueba en contrario, la sabiduría inmemorial que acompaña a este pueblo supo siempre respetar al adversario, callar cuando debía y disfrutar cuando los hados les eran propicios. Y eso sucede desde que el mundo es mundo, porque el mundo es mundo desde que Triana existe.
He vivido las calles de mi barrio estos días, y puedo decir que la vida te da sorpresas. En un alarde de ir contracorriente, Triana puso en la calle sevillistas orgullosos y béticos repetuosos, caballeros y dignos. Definitivamente, Triana is diferent. Y Sevilla lo sabe y cuando en el muelle de la sal esperaban a los héroes de Glasgow, un "Hola Triana" cruzó el río desde el Paseo de Colón. Y a alguien de Triana, desde la calle Betis, se le rompió la garganta cuando contesto "Hola Sevilla".
Hola mi Sevilla.
Hola campeón.
Y mientras tanto, la leyenda urbana sigue añadiendo cuentas a su collar: dicen por aquí que un vecino, que por conocido me lo creo, hizo esperar al avión porque estaba en el bar. También hablan de que un respetable ciudadano, que tiene un quiosco de prensa aquí al ladito de mi casa, se coló en un mostrador de facturación y puso el himno del Sevilla por los altavoces del aeropuerto. ¿Leyenda?. Es posible, pero... ¿qué es Triana sino leyenda?.
Como mi Sevilla Fútbol Club: pura leyenda.
Ver "Nuestra particular opinión" 2005 y 2006
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La estupidez humana según Carlo M. Cipolla (por Jesús Pérez)
Carlo María Cipolla, historiador italiano especializado en la historia de la economía, enunció en su libro "ALLEGRO MA NON TROPPO" de 1988, las leyes fundamentales de la estupidez humana. Traigo aquí a colación su tercera ley, o Ley de Oro de la estupidez:
Tercera Ley Fundamental (o de oro): una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas.
Pues bien, abundando en la teoría del maestro, me permito aportar algunos ejemplos que corroboran la veracidad de su tesis: al menos media docena de conocidos, seguidores del equipo menor de la ciudad, se sintieron decepcionados por el gol de Sobis. Y el resto callan.
Ver "Nuestra particular opinión" 2005 y 2006
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Parece que fue ayer... (por Jesús Pérez)
El año que nací yo qué planeta reinaría. Ese año el Sevilla jugó la última final de Copa, y he visto pasar por ese trance a muchos equipos, grandes, pequeños y hasta el "otro" la jugaba y la ganaba. Y yo oliendo el pescao freirse y sin catarlo. En mi vida. En toda mi vida.
Cuarenta años y pico esperando ver una final y oyendo hablar de la última, que por aquellas calendas estaba yo en el útero materno. Y a base de moverse entre dos aguas, uno se acostumbra y aprende a vivir el día a día y a sufrir cuando toque la de arena (las más de las veces) y a disfrutar la de cal (cuando llegaba).
Bueno pues ahora resulta que no, que con el siglo mi Sevilla va y renace y se hace nuevo, y sin casi darme cuenta me topo de bruces con cuatro finales en un año. Y me viene esa especie de vértigo porque todo va demasiado deprisa, que cuando una pasión se hace grande y se alcanza después de haber sufrido por ella, y te cambia la vida, estás temeroso de perderla.
Algo parecido es lo que sentí no hace mucho cuando la ví pasear por el real con su vestío de mujer meneando volantes y se me vino a la memoria cuando empezó a gatear, las filigranas que tenía que hacer mi primo el ratón para llevarse el diente de debajo de la almohada o el día que me enteré que ya tenía otra mujer en casa. Y me invadió un sentimiento entre melancolía por lo pasado, temor del presente y esperanza en el futuro. Y la ví alejarse y se me hinchó el pecho de orgullo de padre mientras pensaba: "¡qué grande está y qué bonita va...!".
Y veo a mi Sevilla y me pasa igual, que se me hincha el pecho de orgullo sevillista y me digo:
-"¡Qué grande está!. Y qué bonita va...".
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Carta abierta a la afición navarra (por Jesús Pérez)
Hoy puede ser una oportunidad para recordar. Y para olvidar.
Desde que castellanos y navarros, codo con codo, en la magnífica jornada de Las Navas de Tolosa, abrieron el paso hacia Castilla la Novísima, la Providencia nos predestinó a hacer camino juntos. Fernando el Católico aunó por fin el Reino de Navarra al de Aragón, y por ende a España, y desde entonces ha llovido mucho. Demasiado, algunas veces.
Hoy que algunos iluminados pretenden que los señoríos castellanos de Vizcaya y Guipúzcoa se anexionen el Reino de Navarra a su pretendida patria vasca, quizá fuera bueno recordar que Navarra fue cuna de la Hispanidad y su hija predilecta. Siempre que la Tradición estuvo en solfa, Navarra respondió como un solo hombre, y ante el delirio sucesorio del Deseado e indeseable Fernando se levantó en armas. Y con ella Malavilla, Gómez Damas o José Caparrós (¿de qué me suena a mí ese apellido?) en Andalucía.
Y, ¿qué decir de los Tercios de Navarra, Montejurra, Lácar, Abárzuza, Sangüesa, Tudela, San Francisco Javier y del sevillanísimo Tercio Virgen de los Reyes?.
Después de correr la Historia juntos, han bastado poco más de treinta años para que algunos lleguen a pensar que Andalucía es el enemigo y Sevilla la Isbilya que hay que reconquistar. En su delirio, vienen pretendiendo restregarle por las narices a un pueblo con milenios a las espaldas sus ikurriñas con olor a poliéster recién tejido.
Acordaos de lo que nos unió y nos une y hagamos de la jornada de hoy una fiesta española. Olvidaos de los cantos de sirena y demostremos que, como dijo el bueno de Don Marcelino, "el regionalismo egoísta es odioso y estéril, pero el regionalismo benévolo y fraternal puede ser un gran elemento de progreso y quizá la única salvación de España".
Y que gane el mejor. Ver "Nuestra particular opinión" 2005 y 2006
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Y yo... ¿qué le hago? (por Jesús Pérez)
Cuando el cuerpo te pide victoria, cuando eso no te basta, cuando necesitas más, cuando te dan más, cuando la gloria se convierte en costumbre, cuando ganar te preocupa porque miras más allá, cuando lo mejor está por llegar... ¿Qué le hago yo? Cuando discutes en el descanso con otro sevillista, tanto o más que tú, sobre que el resultado te parece corto, cuando el duende de Los Palacios se desquita a base de fútbol, cuando Kanouté, para variar, culmina una (otra) jugada genial, cuando temes que te falte seguridad bajo los palos y llega el segundón y se porta como un primerón y te saca una mano (¡que mano!) que te disipa cualquier duda, cuando aprieta el rival y tu equipo te demuestra que a poco que pise el acelerador no hay color... ¿Qué le hago yo? Cuando el espía que llego del frío se faja como el más caliente de los hijos de esta nuestra tierra de María Santísima, cuando parece que un danés (el Gran Danés, y perdónenme el chiste fácil, pero no resisto la comparación con el can de donmanué) se ha criado a la orilla del río cuyo nombre mancilla el tercer equipo de la ciudad, cuando don Gonzalo Fernández de Córdoba se remueve inquieto en su sempiterna gloria al ver como el título de Gran Capitán ya no se sabe si le corresponde a él o a don Pablo, a don Javier, a don David... ¿Qué le hago yo? Cuando mi equipo conquista el finis terrae y me viene a la memoria la anécdota apócrifa de Rafael el Gallo cuando dijo, a pregunta de un periodista gallego: - ¿Cómo que estoy lejos de Sevilla?... lo que está lejos es ésto... ¿Qué le hago yo? Cuando en mi tierra florece el azahar, huele a feria y la sangre hierve en las venas, sangre roja, Caparrós dixit (y Pixie, según Carmen Calvo)... ¿Qué le hago yo? Si soy sevillista... ¿Qué le hago yo?
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Grande y Felicísima Armada (por Jesús Pérez)
Esta vez sí. Esta vez la flota española consiguió remontar el Támesis y derrotar al inglés en su propio feudo. Esta vez sí fue Grande y Felicísima Armada . Y es que esta vez lucharon hombres contra hombres, no contra los elementos. En mayo de 1588 la Armada Invencible salió de Lisboa. Treinta mil hombres y ciento treinta navíos que fueron diezmados por las tempestades mientras el pirata inglés, oportunista y taimado, aprovechó la ocasión que la suerte puso en su camino y derrotó a las ya muy mermadas fuerzas españolas. En abril de 2007 la Invencible volvió a zarpar. Una veintena de valientes, arropados por más de mil doscientos incondicionales, consumaron la gesta y demostraron una vez más que la pérfida Albión, sempiterna jugadora de ventaja, nada puede contra la casta y el coraje si es en buena lid. Modesto Lafuente en su Historia General de España cita así la célebre frase de Felipe II ante el desastre de la Invencible: «Yo envié a mis naves a luchar contra los hombres, no contra las tempestades. Doy gracias a Dios de que me haya dejado recursos para soportar tal pérdida: y no creo importe mucho que nos hayan cortado las ramas con tal de que quede el árbol de donde han salido y puedan salir otras». Y cuentan también que con motivo de aquella aciaga ocasión, Isabel de Inglaterra hizo grabar una inscripción que rezaba: «Dios sopló y fueron dispersados». En White Hart Lane, también sopló Dios; pero lo hizo sobre la rama que el gran Felipe profetizó, moviéndola con energía para azotar sin piedad al enemigo inglés y humillarlo en el mismísimo corazón de las islas, en plena capital británica. Dichosa la rama hispalense que al tronco hispano sale. Me gusta decir que el fútbol nació en Inglaterra y se hizo Arte en Sevilla. A las pruebas me remito. Repasen la magnífica primera parte del Sevilla F.C. en Londres y descubran a qué me refiero. Observen con atención ese fútbol hecho arte y filigrana. Asómbrense con la perfección del segundo gol, la precisión en la pared y la definición exquisita de Kanouté en su regreso a la que fuera su casa. Deléitense con Christian Poulsen, el hombre de hielo, dueño y señor del centro del campo. Y disfruten también de la lucha, la entrega y el pundonor de los hombres del Sevilla F.C. en otras fases del partido, porque este deporte también consiste en eso, en pelear como hombres cuando ha menester. La siguiente batalla será en lucha fratricida contra los que lucen con orgullo en su escudo las cadenas de Miramamolín que Sancho el Fuerte rompiera con su propia espada. Pero eso ya es otra historia...
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Alguien voló sobre el nido del Shakhtar (por Jesús Pérez)
Intentaré describirles lo que viví ayer en lo que algunos llaman un simple (¿?) partido de fútbol. Les cuento: minuto noventa y pico, eliminatoria cuesta arriba no, i-m-p-o-s-i-b-l-e (o al menos eso decía una criaturita que llevaba todo el partido dando la vara en la mesa de detrás), pero hete aquí que descubrimos que el fútbol se juega con once, y que el portero que tantas veces salvó goles tiene los arrestos para subir y rematar como sólo lo hacen los mejores delanteros. ¿Magia?. ¿Ilusión?. No. SEVILLA. Fútbol Club. GRANDE. La imagen de Don Andrés Palop celebrando el gol del empate cuando ya el partido agonizaba resume cuanto de grandioso, impredecible y apasionante tiene este espectáculo que, azares del destino, inventó un inglés. ¡Quién le iba a decir al british que su ocurrencia la convertiría en arte el vecino del sur al que los viajeros del XIX observaban desde su pedestal con curiosidad de entomólogo!. Y es que el fútbol nació donde nació, pero despelechó en la ribera del Odiel y se hizo arte a la orilla del Guadalquivir. Le pese a quien le pese. Porque el Sevilla tiene el mejor juego que se desarrolla hoy por esos campos de Dios, pero además tiene orgullo, casta y coraje. Y que venga el que quiera a venderme sus hazañas pasadas, que nada empañará la sobredosis de emoción que este equipo transmite cuando resurge como el ave Fénix de las cenizas a las que algunos parecen querer condenarle, siempre prematuramente. Un buen amigo me comenta que le recordó a aquella también épica jornada del encuentro contra el Schalke una noche de Feria en Sevilla, que rondaba el mismo espíritu. Y tiene razón. Anoche alguien voló sobre el nido del Shakhtar en Donetsk. El espíritu del que, como aquella noche y como ayer, dicen -y dicen bien- que nunca se rinde. Otra noche para el recuerdo, y en el tercer anillo disfrutando como niños. Seguro. Y yo con ellos, y con él. Gracias, padre, por hacerme sevillista. Sufrimos como nadie pero disfrutamos como ninguno.
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Hora es ya de adentrar tierra (por Jesús Pérez)
Bastó a la cristiandad frenar el empuje del Turco en Viena primero, bajo el emperador Carlos, y luego, con el segundo Felipe, en la más grande ocasión que vieron los siglos. Cuenta la leyenda que don Juan de Austria, en Lepanto, se dirigió a su compañeros de combate diciendo: "Caballeros, a vencer hemos venido o a morir si Dios lo quiere. Muertos o victoriosos, si tenéis fe gozaréis de la inmortalidad". Y bajo esa arenga fue que la cristiandad recuperó frente al empuje otomano la supremacía en el mediterráneo, y fue desde entonces que las naves de España y de la Religión camparon a sus anchas haciendo cuanta presa hubo menester entre los infieles que se aventuraban en el Mare Nostrum, saliendo el turco escaldado de los encuentros que con los tercios españoles que formaban la tropa de guerra de las galeras españolas tuvo. En aquellas fechas, la Dacia sufría la ocupación del Turco y no fué hasta 1878 que recuperó su independencia. Ahora, la chusma vuelve a bogar hacia esas tierras inhóspitas y la valerosa infantería hispana se apresta a concluir la obra que, por mar don Juan en el 1571 y por tierra el polaco Sobieski en el 1663 iniciaron al fijar al Turco en las puertas de Viena. En esta ocasión, adentraremos tierra y llegaremos hasta la propia Bucuresti para dejar constancia de lo que es capaz de hacer la tropa española en tierra de infieles. Ya lo intentó gente de nuestra tierra en anterior ocasión, pero sucumbieron en el camino. Bien es cierto que no era gente de calidad, pero ya que dejaron la honra de Híspalis en entredicho, la afrenta ha de ser lavada por quien puede hacerlo, por quien pasea el nombre de nuestra ciudad por Europa toda, por quien puede y por quien debe. La conquista de Bucarest es cosa hecha. Y cuando el rumano devuelva la visita, conocerá lo que es Sevilla en realidad, y no el remedo que entrevieron en el camino de Cádiz, donde acampan los que no supieron defender su honor ni el nuestro. El Sevilla F.C. sí lo hará. Porque debe y porque puede. Ver "Nuestra particular opinión" 2005 y 2006
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Zafiedad, sectarismo e intolerancia (por Francisco Romero)
El pasado sábado, 3 de febrero, el diario As publicaba una entrevista con todo un personaje, mejor dicho, con todo un personajillo, Blas Ballesteros, comisionado para el adelantado centenario del equipo menor de la ciudad. Dice el entrevistador, un tal Espina, que Blas habla con pulcritud de abogado pero sus ideas, y sus respuestas a la entrevista, emanan directamente del corazón. ¡Cuánta dulzura! Para comprobarlo, basten frases como las siguientes: “Al contrario de lo que ocurre con otros clubes, el ser bético significa muchas más cosas que ir al fútbol. El balón es un complemento fundamental, pero el beticismo implica también una forma de ver la vida, de mirar al mundo”. Ellos son especiales. La verdad es que siempre lo han sido. Gracias a Dios. Refiriéndose al bulo de moda, que El Arrebato era bético, dice rotundo el pulcro abogado: “A mí me parece perfecto que alguien que ha sido bético se pase a sevillista. Yo no lo haría, pero... Los documentos están ahí. Somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras”. Sienta cátedra el serafín jurista… En otro de los pasajes de la entrevista dice textualmente: “El Betis es un club queridísimo por su historia. Una entidad que nació porque el otro equipo de la ciudad no dejaba jugar a los obreros de la Fábrica de Pirotecnia. Frente a un equipo burgués apareció otro del pueblo. Esa historia ha trascendido fronteras, y es difícil abarcar el mundo entero”. ¡Toma ya! De nuevo el victimismo histórico hace acto de presencia, esta vez de la mano de un “pulcro abogado”, que, eso sí, deja traslucir todo lo que pretende esconder de sectario, exaltado, extremista, intransigente, intolerante y fanático. Otra vez las dos Españas, las dos Sevillas, las dos orillas que divide el Guadalquivir, frente a frente, por mor de impresentables como éste que pretenden tapar sus vergüenzas y escasos argumentos echando en cara lo malo que son sus rivales. ¡Pero qué malos que son, qué fachas, qué señoritingos estos sevillistas de principios del XX que no dejaban jugar a esas pobres criaturitas, obreros que querían divertirse pero, joder, es que no lo dejaban…! Y claro, para luchar contra esa burguesía sevillista reinante, hubo de fraguarse una revolución desde abajo, desde el pueblo llano, desde donde nacen las más grandes gestas. Y ahí nació erbeti, ese equipo del pueblo llamado a colosales hazañas y a superar en todos los ámbitos al equipo de los señoritos. Cuánta basura, cuánta inmundicia, cuánta bazofia, cuánta patraña, cuánta farsa, cuánta engañifa, cuánta repugnancia, cuánta aversión, cuánta hostilidad, cuánto rencor. Pero ésta es la sociedad que tenemos, esta es la clase -porque si actualmente no lo es, lo ha sido- de responsables públicos que nos hemos dado, removedores de la mierda, de las mentiras y de las patrañas, reescritores de una falsa realidad que por más veces que se exponga no deja de ser eso: ficción, invención, quimera, calumnia, argucia y chisme con las que distraer al personal. ¡Ese club rebosa pueblo por sus cuatro costados! ¡está plagado de obreros y necesitados! ¡Cuánta escasez! ¡Cuánta miseria! ¡cuánta indigencia! ¡Cuánta estrechez! Basta tener presente, además de al pulcro abogado, a doña María de las Mercedes, a la Duquesa de Alba, seguir con los Rodríguez de la Borbolla, o los García de la Borbolla, fundadores del citado club, con los Ruiz Ávalo, pobrecito, con los Galera, Espina, Mauduit. La verdad, entran ganas de ayunar y, en un acto de caridad cristiana, mandarle un bocadillo a todos estos desgraciados a los que, bien a ellos, bien a sus antecesores, no le dejaban jugar los burgueses sevillistas. ¡Qué grandeza frente a tantas miserias! ¡Qué lección hemos dado celebrando un Centenario sin alusión alguna a nuestros rivales! ¡Qué diferencia! La clase… no se compra con dinero. Ver "Nuestra particular opinión" 2005 y 2006
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